Antes de los comicios legislativos del pasado domingo, Séptima Sección adelantó que si la participación electoral no superaba el 65% sería la peor elección desde el retorno de la Democracia incluso peor que en el 2001 y finalmente ese dato se confirmó.
De los casi 285 mil ciudadanos habilitados para votar en la región, sólo lo hicieron 175.127, es decir el 61,47 por ciento del electorado; muy por debajo de lo que sucedió en los últimos comicios.
A pesar que los números del domingo al mediodía daban buenos augurios de participación, entrada la tarde no sucedió como en otros momentos, que la gente se acercara a votar con un ritmo similar.
No obstante esto, no causó sorpresa la cantidad de votantes porque la baja participación que se viene dando en los comicios de otras provincias, también se replicó en la séptima sección electoral.
Con estos números, en la séptima el porcentaje de participación fue el más bajo desde 1983, e incluso post crisis del país del 2001. En aquella oportunidad votó poco más del 70 por ciento, aunque el número de votos validos apenas superó el 50% y entre blancos y nulos el porcentaje fue alrededor del 20%. Ahora, el porcentaje de votos válidos fue poco menos del 55%, un número similar que en aquella oportunidad.
Esto se desprende de lo siguiente, de los 175.127 electores que se acercaron a las urnas, sólo fueron votos afirmativos para la distribución de bancas, 154.343. Es decir que hubo un 11,68% de votos en blanco y 0,18 de votos impugnados, entre ambas cifras alcanzó a 20.784.
En las últimas legislativas del 2021 el porcentaje de votos fue menor que en 2017 y 2013. Hace cuatro años, la cantidad de votos fue el 73%, mientras que en el 2017 alcanzó el 78%, aunque en las PASO rozó el 68%. En 2013, ese número fue superado ya que el porcentaje llegó a 80. Cuatro años antes, en 2009, la gente que se acercó a las urnas fue el 77% del padrón habilitado en la región; cifra similar se registró en 2005. En los años anteriores al 2001, los comicios legislativos siempre contaron con una participación por encima del 70%. Sin dudas, es una tarea de la dirigencia política volver a causar empatía para que la gente vuelva a creer en las distintas opciones electorales.
